En España la ley que desde 1988 regula la donación de semen y óvulos es tajante sobre esta cuestión: «no puede existir conocimiento entre receptora y donante ni en el presente ni en el futuro. Implica que la mujer nunca podrá conocer, ver o elegir a las personas que darán sus gametos. Los donantes firman un contrato donde aceptan dar sus gametos a una mujer que los necesita, y que nunca estarán implicados con el futuro hijo». 

Países de la unión europea como Holanda o Reino Unido han dejado atrás esta práctica alegando que no hay razón ni argumento para que el donante sepa que puede ser identificado. 

El órgano consultivo encargado de tratar temas de esta índole es el Comité de Bioética. Por ello, están trabajando para acabar con la práctica anónima de la donación a través de un informe que afirma no haber argumentos a los donantes del derecho a su identidad. 

Por su parte, la Sociedad Española de Fertilidad contrapone esta postura alegando las cifras de donación que hasta la fecha se han realizado en nuestro país. Desde su postura defienden que el anonimato de estas donaciones es perfectamente compatible con un historial clínico de la persona que dona. Es más, si el niño sufre un peligro real se puede localizar al donante.

Os dejamos una serie de reportajes realizados a través de diferentes medios con editoriales totalmente distintas pera que forméis una opinión sólida acerca del asunto. Desde Icofer Instituto Cordobés de Fertilidad estamos a vuestra entera disposición para cualquier consulta. 

«La doctora Pilar Alamá y directora de la unidad de donación de la clínica IVI de Valencia – todo un referente mundial en reproducción asistida- asegura que el anonimato da tranquilidad a todas las partes. Puede que a todas sí, pero aquí quien reclama es el niño nacido cuando es adulto».

«laSexta ha conseguido contactar con una donante de óvulos. Tiene 22 años y asegura que no lo hace por dinero, sino porque si ella no pudiera tener hijos le «encantaría» que otras personas le ayudasen a ser madre«.